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Es como gritar pero sin que nadie te oiga.

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¿Qué haces aún aquí?
¿Qué haces que aún no has ido a decirle todo?
¿Qué cojones haces?
¡Corre! Corre y dile que tu felicidad depende de ella, que la quieres a ella y solo a ella, que deseas con locura hacerle el amor todas las noches de tu vida y despertarte a su lado, corre y dile que quieres que tus hijos lleven vuestros apellidos, corre y dile que no hay nada como el primer amor, y que da igual si discutís como casados, que no habrá mejor cosa que envejecer juntos, corre y dile que eres un empedernido del amor, llévala donde vuestro primer beso y bésala una y otra vez, dile que es amor de tu vida, en todos los idiomas, díselo, no malgastes nunca ese primer amor, no volverá, es el que más duele. 

Y te quise hasta lo imposible, no dude de ti ni un minuto, nuestra historia fue la mejor historia de la historia, te tuve cerca, muy cerca, tan cerca que sin apollarme en ti, escuchaba el latir de tu corazón diciendo que esto era real, hasta que la cagaste una y otra vez, y ahora la guarra no es la tía como en todos los cuentos de disney, no, ahora el cabrón es el tío, como en todos los cuentos reales, como en la realidad.
Y en un suspiro de humo, una colilla medio acabada, una sonrisa medio apagada, un minuto casi terminado, una relación acabada, unos ojos llorosos, inspirar aire y saber que no es contaminado, necesitar una calada de un cigarrillo de la risa, querer verle, ansiedad por tocarle, por besarle, por hacerle el amor como ninguna otra lo había hecho.
Necesidad de amor hacia ti, necesidad de que te coja de la mano por la calle y no se avergüence.
Querer sentir la felicidad que recorre todo tu cuerpo como el agua de una corriente de mar que pasa por tus pies. Un amor inexperto, un amor apagado.

Siempre quise ser la chica perfecta aunque las condiciones no me lo dejaron. 





Esa es la canción que te susurré mientras junto a mi estabas al otro lado de la cama. 

Y que tus grandes manos agarren fuerte, muy fuerte mi cintura, como si no la fueran a soltar nunca, que la arrastren hasta la tuya, que tus labios se arrimen a los míos, y que nos hagamos uno, convirtiendo en calor el aire de nuestro alrededor. Que solo tengamos algo en común, para mi tu, y para ti yo. 

-Y allí estabas tú, fui corriendo a besarte, pero los nervios se hicieron conmigo, y me fui sin hacerlo, a los pocos pasos, pensé, y si sé que hay algo en la vida que se con claridad es que en la historia de la vida, no hay típex que valga. Taché el no y fui a besarte.